martes, 5 de mayo de 2009

CONSPIRACION DE PIPINO CONTRA SU PADRE

Tenía de una concubina un hijo llamado Pipino, del cual, entre otros, aún no he hecho mención. Era de agradable aspecto, pero tenía una joroba. Mientras su padre, en guerra contra los hunos, pasaba el invierno en Baviera, Pipino, simulando una enfermedad, conspiró contra él con algunos de los nobles francos, que lo habían seducido con la vana promesa del reino. Luego de descubierto el engaño y castigados los culpables, Carlos le permitió que recibiera la tonsura en el cenobio de Prumia y que allí, como era su deseo, se consagrara a la vida religiosa.

OTRA CONSPIRACION

Con anterioridad tuvo lugar en Germania otra importante conjura contra Carlos. A algunos de sus autores se les privó de la vista, otros no sufrieron daños físicos, pero todos fueron deportados al exilio. Ninguno fue muerto, si omitimos a tres de ellos que, para no ser aprehendidos, se defendieron tomando sus espadas y provocaron algunas muertes. Como no pudieron ser reducidos de otra forma, fue necesario matarlos.

Se cree que la causa y origen de estas conjuras fue la crueldad de la reina Fastrada; y si en ambas ocasiones se conspiró contra el rey, ello ocurrió porque consintiendo la crueldad de su mujer, parecía haberse apartado desmedidamente de su natural benignidad y acostrumbrada mansedumbre. Durante el resto de su vida, en su casa y fuera de ella, recibió de todos muestras de amor y de afecto, y nunca nadie le reprochó el menor acto de injusta crueldad.


CARLOMAGNO Y LOS EXTRANJEROS

Amaba a los extranjeros y les prodigaba tantas atenciones cuando los recibía, que su enorme cantidad llegó a parecer con razón muy gravosa, no sólo para el palacio sino también para el reino. El, sin embargo, a causa de su magnanimidad, no sentía demasiado esta carga, pues la alabanza de su liberalidad y el don de su buena fama compensaban aun las incomodidades más grandes.

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