lunes, 4 de enero de 2010

GUERRA DE SAJONIA

Aunque esta guerra se prolongó por largo tiempo, el rey Carlos enfrentó personalmente al enemigo sólo dos veces: una, cerca del monte Osning, en un lugar denominado Detmold, y la otra, a orillas del río Hase. Ambas batallas se sucedieron en el mismo mes y con pocos días de intervalo, y los enemigos fueron doblegados y sometidos a tal punto, que en adelante no osaron provocar ni resistir al rey cuando avanzaba contra ellos, sino al amparo de algún lugar muy protegido. Murieron en esta guerra muchos nobles francos y sajones, incluso varones que desempeñaban los más altos cargos. Terminó finalmente luego de treinta y tres años, durante los cuales estallaron contra los francos otras muchas guerras en distintas partes de la tierra, conducidas por el rey Carlos con tanta pericia, que los observadores se preguntan con razón qué es más digno de admiración, si su constancia ante las adversidades o su buena suerte. En efecto, esta guerra tuvo principio dos años antes que la de Italia, y aunque continuó sin interrupción, ninguna de las que se desarrollaban en otros sitios fue abandonada ni suspendida, por duro que fuera el combate.

El rey Carlos, el más sabio entre todos los que en su tiempo regían los distintos pueblos, y el que más se distinguía por su grandeza de alma, nunca eludió para evitar sufrimientos aquellas empresas que debiera acometer o proseguir, ni se dejó amedrentar por el peligro. Por el contrario, había aprendido a soportar las distintas vicisitudes, y no acostumbraba a ceder en las adversidades ni a dejarse seducir, en los momentos favorables, por los falsos halagos de la fortuna.